sábado, 13 de marzo de 2010

Vibrantes borboteos eróticos

Todos los hombres, en todas las épocas, han tenido su objeto de inspiración erótica, ya sea humano, animal, material o espiritual. Si imagináramos por un instante que el objeto-musa desapareciera de la faz de la tierra, la existencia humana se tornaría absurda, triste e inútil. Por ello, la literatura tiene como virtud primaria, el don de sujetar las imágenes en palabras y cubrirlas de embriagadora magia y deseo.

Al recorrer estas páginas de vibrantes borboteos eróticos, la mente se convierte en una zona sensible y arrebatadora que recae en la conciencia inmediata, la cual en el sosiego permite conmoverse ante un cielo rojizo, un mar esmeralda o un prado amarillo, o ante la mujer de cabellos y piel infantiles sentada en la piedra de las mutaciones, o ante aquella transgresora quien se sabe dueña de un cuerpo que seduce y es quien busca el gozo momentáneo y somete al otro en su alcoba, al igual que aquel experimentador de la carne femenina acompañada de licor, de fotografías y videos para exhibirse desde una profesión disfrazada para terminar confundido y no saberse hombre o mujer, o en último término, sólo contemplarse como una persona construida por las ideas socioculturales secuestrando dos géneros en un solo ser de bellas y exquisitas piernas que sostienen, a personajes y lectores, entre las percepciones de los imágenes de diosas reales o imaginadas.

Estos ensayos emotivos y llenos de cuadros deleitables y sensoriales aprueban el viaje, entre líneas, de la perenne lucha entre la imaginación y la acción, la lectura y el deseo, la sexualidad y el erotismo, siendo estos dispositivos complejos que abarcan diversos componentes –emocional, social, cultural, artístico, geográfico, bioquímico y los sentidos que se relajan en el júbilo– de la atracción erótica. Pero al final del repaso sensorial de los trabajos acertamos con el elemento reflexivo del anhelo de pureza, el cual se devela en el intersticio de la evidencia y de la recreación de los cuerpos al entrar en contacto.

Por ahora sólo estoy frente a un estado de enajenación visual con un peculiar encanto sugestivo por las imágenes silenciosas y explosivas del lenguaje erótico, mismos componentes que los hombres y mujeres utilizan en el cortejo de miradas llenas de coquetería, significando el hilo invisible que nos liga con las satisfacciones humanas, las cuales metafóricamente hablando son: el amor-erótico, el carnal, el cuerpo deseoso sólo de goce instantáneo y de todo aquello que puede proveérsenos como una isla rodeada por las aguas de las miradas que saben contemplar al otro y a sí mismas.

Por todo ello, la lectura de este libro, Develaciones eróticas en cuentos mexicanos, nos sumergen en los límites del significado y el sentido, aún cuando nunca consigamos zafarnos de las determinaciones inherentes a todo lenguaje sensorial y poético, estimulando mundos eróticamente holísticos.

El libro nos absorbe ante las formas bellas y sensuales que, al mismo tiempo, nos perturban las reflexiones y nos esclavizan por los actos amorosos, los cuales anhelamos reproducir con pujanza, palabra a palabra, llenos del fuego etéreo de múltiples imágenes compuestas de carne, poder, transgresión, ingenuidad, atracción de hombres y mujeres ante sí y ante los demás, quienes concretizan los actos eróticos con la contemplación y puesta en práctica del apetito amatorio que no cesará jamás en quién se aventure a la lectura, a profundidad y práctica activa, de esta obra.
(Texto hecho por Edgar Leandro Jiménez para la presentación del libro Develaciones eróticas en cuentos mexicanos, en CAISAME Estancia Prolongada de la Secretaría de Salud Jalisco a través del Instituto Jalisciense de Salud Mental. El día 14 de octubre de 2009).

1 comentario:

  1. Me gusta la forma como llenas de reflexiones el acto mismo de reflexionar. Lo erótico en ocasiones hace un mecanismo semejante en la interiorización del otro.

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